jueves, 7 de abril de 2016 | | By: ralopin

SALUD Y ACTIVIDAD FÍSICA. MAS SOBRE AGUJETAS

Ahora que se acerca el verano, much@s empiezan a acudir al gimnasio, salen a correr...pasando de meses de poca actividad física a realizar un trabajo fisico intenso con el fin de perder de forma rápida esos kilos ganados en el invierno. Cuando esto sucede, una de las consecuencias que sin duda vamos a sufrir son las agujetas. Aunque en algún otro post, ya hemos hablado de ellas, vamos a concretar algunos aspectos, quizás desconocidos para el gran público.



¿Agujetas? Tómate un vaso de agua con azúcar y listo.

¿Quién no ha oído alguna vez esta frase? ¿Y quién no lo ha puesto en práctica? Si alguna vez tomaste agua con azúcar para evitar las agujetas, te interesa saber que aparte de aumentar tu nivel de azúcar, no conseguirás mayores beneficios. En primer lugar, el error número uno es llamar al DOMS: Delayed Onset Muscular Soreness (dolor muscular postesfuerzo de aparición tardía) agujetas. Se las conoce así por la similitud que produce su efecto con la de pequeñas agujas que se clavan en nuestro cuerpo, además, hay que reconocer que su nombre científico no es fácil de incluir en una frase: “¡Que dolor muscular postesfuerzo tengo!” Aceptemos pues el nombre popular. Pero lo que no aceptamos es que tomando agua con azúcar vayan a desaparecer o a atenuarse las agujetas.

Entonces ¿de dónde sale este mito? En la década de los 60, muchos autores relacionados con el mundo de la Actividad Física y el Deporte, consideraron que las agujetas se debían al ácido láctico acumulado tras grandes esfuerzos. Según estos autores, las micro-lesiones provocadas en el músculo por los pequeños cristales de lactato eran las que originaban el dolor y esta creencia llevó a la idea de que tomar agua con azúcar haría desaparecer la mala metabolización de la glucosa que provocaba la acumulación del lactato y el posterior “dolor”.

Hoy en día, gracias a los avances científicos, sabemos que las agujetas son micro-roturas en la fibra muscular, producidas principalmente por actividades donde predominan las cargas excéntricas (bajar pesos en el gimnasio, bajar escaleras, correr cuesta abajo…) que provocan pequeñas lesiones a nivel microscópico y hacen que el músculo se inflame, debido a las sustancias que el organismo tiene que enviar a la zona dañada para repararla. Esta inflamación y las microroturas producidas en la fibra son las responsables de esa sensación de dolor muscular en la porción distal de los músculos, es decir, en las zonas musculares cercanas a las articulaciones y los tejidos conjuntivos. Normalmente se producen cuando empezamos una nueva rutina de ejercicios o somos principiantes en alguna actividad física, suelen aparecen a partir de las 24 horas después de haber finalizado el ejercicio y pueden permanecer hasta 7 días.

Si ya tienes agujetas, lo mejor es repetir el entrenamiento que las provocó, pero eso sí, a menor intensidad, para aprovechar la cierta adaptación que se ha producido en tu organismo al realizar ese entrenamiento y de ese modo conseguir reducir su efecto. También debes saber que tomar antiinflamatorios, aplicar frío después de entrenar o ir al masajista, no te librará de las tan temidas agujetas. Recuerda, entrena con una adaptación progresiva, de menos a más y si los ejercicios que vas a realizar son nuevos para ti, tómatelo con calma, calienta bien antes de empezar y realiza estiramientos al inicio y al final de tu entrenamiento.

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